Con una extensión de apenas
330 por 195 kilómetros, el estado es conocido por sus altos niveles de humedad
y por una intensa vegetación tropical como resultado de la misma. Varios ríos
grandes (incluyendo los poderosos Usumacinta y Grijalva) fluyen desde las
montañas cercanas y la selva tropical hasta desembocar en el Golfo de México.
Las llanuras costeras dan paso a ondulantes colinas que finalmente se elevan
para convertirse en la cordillera de la sierra Madre de Chiapas. Lagunas,
estuarios y pantanos dominan el paisaje. De hecho, durante el punto álgido de
la temporada de lluvias (septiembre-octubre), ¡casi la mitad del estado está
cubierto por agua! No es de extrañar que Tabasco sea el hogar de más de 2 mil
200 especies de plantas, fabulosos parques ecológicos y una de las reservas
salvajes de biósfera más encantadoras de todo México.
Hoy día, los principales
grupos indígenas son los Chontales (Mayas) y los Zoques. Los Chontales han
habitado esta región durante unos 2 mil años y son los herederos del antiguo
legado maya chontal. Conservan tradiciones ancestrales y estilos de vida que
aún pueden ser observados en sus comunidades. Residen en el oeste y centro de
Tabasco, organizándose en pequeñas comunidades autosuficientes que viven de la
pesca, el cacao y la ganadería. Los Zoques, el segundo grupo más importante en
el estado, son descendientes directos de los Olmecas. Algunas comunidades
sobreviven en la actualidad, principalmente en el oeste de Tabasco, y conservan
muchas de las tradiciones culturales típicas de los Olmecas. Puedes utilizar
Villahermosa como una base para explorar el estado. Esta ciudad es hogar de una
amplia gama de hoteles modernos, centros comerciales, museos y centros
culturales. Aquí se encuentra uno de los parques zoológicos y arqueológicos más
fascinantes: la Venta, asentado cerca del Río Grijalva, que podrás recorrer a
bordo de una lancha. Una visita al parque-safari Yumká es imprescindible si
viajas con niños.